No hay nada como las peleas de familia para conocer el carácter de la gente. Especialmente si navegan por la misma orilla. Es el caso de las izquierdas andaluzas, que sólo son dos. Una de ellas –el PSOE– bastante relativa si analizamos los últimos 36 años de gobiernos en la Marisma, donde saltamos del izquierdismo agrario de ciertos niños bien –ahora jubilados con la pensión máxima– al peronismo rociero del susanato sin pasar por la socialdemocracia. Decimos que el PSOE no es muy de izquierdas por dos hechos: sus decisiones de gobierno y su (tormentosa) relación con IU, con la que Griñán gobernó sólo para no perder el Quirinale, aunque al final, cual patricio decimonónico, dejara el reino en herencia a Su Peronísima, que terminaría hundiéndolo en cinco años.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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