El punto exacto de ebullición se sitúa, como sucede con los fenómenos políticos relevantes, en un momento indeterminado. Hace ahora algo más de un lustro. No es un instante concreto, sino difuso. Santiago Abascal, líder de Vox, sube a un banco de la Puerta de Jerez de Sevilla, a escasos metros del Palacio de San Telmo, sede de la presidencia de la Junta, y se dirige a los viandantes (casuales) con un altavoz. Está prácticamente solo, pero es imposible no oírlo. Nadie le hace caso. Cinco años más tarde, su partido ha deshecho la alianza que en 2018 provocó la caída del PSOE y permitió, por primera vez en la historia, el control de las tres derechas reunidas sobre la gran autonomía del Sur. ¿Cómo un partido extraparlamentario, opuesto al autogobierno regional, fundamentalista en el ámbito religioso, pasa desde la periferia a convertirse en el árbitro del tablero andaluz?
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.
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