La política española, históricamente acostumbrada a juzgar la realidad bajo el modelo de los bandos y las parroquias, con frecuencia belicosas, se ha instalado de nuevo en una inquietante espiral de polarización entre posiciones extremistas. El cuadro estaba en proceso de configuración desde la irrupción de Podemos en el tablero, pero no ha terminado de cerrarse hasta que hace un mes escaso, el 2D, día de las elecciones andaluzas, una nueva fuerza que es la antítesis, pero también una suerte de gemelo de los antiguos jacobinos, logró convertirse en un actor político relevante, capaz de influir en las instituciones.
Los Aguafuertes en Crónica Global.
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