Llamar “traidor” al jefe de la tribu donde te juegas la victoria –el ser o no ser en este caso es un dilema imposible, Shakespeare es demasiado profundo para la sensiblería a flor de piel de Triana– no parece una postura muy inteligente a sólo unas horas de que los militantes socialistas tengan que elegir entre el vacío, el peronismo rociero© y una tercera vía que es una variante de la segunda sancionada por los Santos Patriarcas, que comienzan a hacerse luz de gas en previsión de que pueda triunfar la rebelión de las bases, a las que siempre han despreciado, pero gracias a cuya confianza algunos se han hecho ricos.
Las Crónicas Indígenas del sábado en El Mundo.
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