Los periodistas con formación y vocación literaria –que no son todos– siempre sueñan con esa quimera que se llama novela. Ambicionan dar el salto desde la división alimenticia (cada vez menos) del periodismo cotidiano al supuesto rango de oro de la literatura comercial, la gran narrativa con mayúsculas, que sigue teniendo la forma suprema del libro en papel. Esta maldición, que es como otra cualquiera, tiene una larga tradición al menos desde el siglo XIX. A Dickens y a otros muchos escritores realistas europeos y americanos las novelas que publicaron, enteras o por entregas, les permitieron mejorar, reformar y sublimar muchos de sus caprichos o incursiones periodísticas. [Leer más…] acerca de En tierra de nadie
Archivo de abril 2015
La ciudad bajo las lonas
Suele decirse que cada uno cuenta la feria en función de cómo le va, lo que presupone que sin resultado cierto no hay feria buena, lo mismo que no existe negocio sin beneficio. Tal certeza destroza el lugar común, que afirma que para divertirse lo importante son las ganas, no la cartera. Depende del vicio. La etimología, desde luego, es clara: una cosa es el ocio, otra el negocio.
La Noria del sábado en El Mundo.
El agujero infinito de la Encarnación
El objetivo era soltar lastre. Y, de momento, Sacyr lo está consiguiendo. La adjudicataria del Parasol, el centro comercial que Monteseirín construyó para su mayor gloria personal con el 40% del dinero recaudado gracias a los convenios urbanísticos previstos para financiar los equipamientos de Sevilla durante una década, ha logrado una victoria judicial insólita que, aunque aún no es definitiva, alimenta su aspiración de deshacerse de un negocio, en apariencia inmobiliario, que ha dejado de ser rentable.
La Noria en El Mundo.
La lista
Adjetivos destemplados, recelos, conspiraciones. ¿Quién tiene la culpa? La lista de la ministra. De rojo encarnado y abrupto pelo, Carmen Alborch, la encargada administrativa de la cosa cultural, elaboró en su momento una lista de escritores para pagarles el viaje a la Feria del Libro de París, un foro donde la literatura se hace copa a copa, canapé a canapé y con tópicos, bien sûr. Mayormente, un sitio donde la joven narrativa y poesía española estaba llamada a mezclarse con los gurús de los movimientos culturales, esos muchachos que viven de la ubre pública con una facilidad sólo comparable a su capacidad de adaptación cuando las trompetas del cambio político marcan un cambio de tercio. Todos a babor.
Bare nostrum
La diferencia esencial entre la civilización y la barbarie, la dicotomía sobre la que construyó su obra Domingo Faustino Sarmiento, maestro, político y presidente de la Argentina durante los tempranos años de emancipación de la antigua colonia del Río de la Plata, se dirime dentro de las ciudades.
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