La Marisma es la Tierra de María Santísima y la patria del asombro. Especialmente para quienes profesan la fe del mandamiento único: «Nosotros colaboramos con quien colabora». Eso es todo lo que se necesita en la República Indígena para vivir de mochilero de la política. Parece ser la condición natural de Antonio Torres García (Lebrija, 1949), uno de los alcaldes históricos del PSOE sevillano, que hoy declaraba ante la comisión parlamentaria de la Faffe, la fundación creada por la Junta para los parados y que, además de incurrir en los vicios de la carne y otros hedonismos varios, funcionaba como la industria sucia de los socialistas con pedigrí. Es el caso de Torres García, que desde las primeras elecciones municipales -año 1979- ha vivido (igual que un obispo) de los presupuestos públicos.
El Bestiarium en El Mundo.
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