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La triste monotonía

carlosmarmol · 2 julio, 2016 · Deja un comentario

La diferencia esencial entre el peronismo (rociero) y la socialdemocracia consiste en que el primero basa su dominio en la tribu mientras que la segunda cree en la libertad de la sociedad. Obviamente, son conceptos incompatibles. No debe pues extrañar demasiado que el primero haya visto el dictamen de las urnas como un refrendo a las decisiones personales de la Reina de la Marisma, al contrario de lo que hubieran hecho los auténticos socialdemócratas, que habrían escuchado a sus conciudadanos. Sólo cinco días después del 26-J confirmamos, no sin cierto espanto, que Su Peronísima ha perdido la noción de la realidad hasta el punto de hacernos hasta caso, cosa que desde aquí, con el pie en el estribo, pero tan libres como el primer día -los muertos que vos matáis gozan de buena salud-, le agradecemos.

Las Crónicas Indígenas del viernes en El Mundo.

El infierno, tan temido

carlosmarmol · 2 julio, 2016 · Deja un comentario

«En los negocios humanos existe una marea que, aprovechada cuando está en alza, conduce a la fortuna; pero, si es omitida, hace que esta vida esté circundada de bajíos y miserias. Flotando estamos en este mar». Shakespeare puso estas palabras en boca de Bruto, el traidor que instigó la conspiración contra Julio César. Las palabras del poeta inglés resultan exactas para explicar el impacto político del 26-J. Especialmente para Su Peronísima, que ha tropezado -puede que definitivamente- en su carrera hacia la cúspide de Ferraz. Disculpen la franqueza, pero lo diremos en términos indígenas para que se nos entienda: igual que una herida mortal por asta de toro, la cornada electoral que ayer recibió Susana Díaz tiene dos trayectorias.

Las Crónicas Indígenas del 26-J en El Mundo.

Barras y estrellas

carlosmarmol · 25 junio, 2016 · Deja un comentario

Las mudanzas del espíritu pueden ser casuales, consecuencia del azar o fruto de la evolución personal. Todas tienen algo de bueno; casi ninguna nada malo. Los cambios, aunque a primera vista parezcan lo contrario, son altamente saludables. En la vida y en el arte. En épocas de desconsuelo, últimamente tan frecuentes, buscarse agarraderas se ha convertido en un vicio casi inevitable, pero a la larga no sostendrán nuestro cuerpo –marchito– por mucho tiempo si nuestras piernas no aguantan el peso del esqueleto que somos. Es mil veces mejor caer en el vacío, incluso en el silencio, que esconderse tras la falsa seguridad de la aceptación de los dogmas ajenos. La inseguridad y las dudas forman parte del paisaje de la vida. Pretender que podemos esquivarlas por completo sólo es un espejismo pasajero. El pecado mayor que cualquiera puede cometer en la vida no es fracasar, sino engañarse. Según los psicólogos, es justo a lo que los humanos dedicamos la mayor parte de las horas del día.

[Leer más…] acerca de Barras y estrellas

Final de trayecto #2

carlosmarmol · 25 junio, 2016 · Deja un comentario

Los adioses están sobrevalorados. Tienen demasiada buena prensa. Despedirse es un acto de vanidad más que una señal de buena educación, porque quien lo hace da por supuesto que al mundo -los demás- le interesa saber, y puede que incluso lamenten, nuestro tránsito o cambio de estado. Siempre he pensado lo contrario: al mundo le importa un higo lo que nos pase, si salimos o entramos, si escribimos con libertad o bajo el yugo de los señoritos de la marisma meridional. La vida gira todos los días. Todos. Con o sin nosotros. Unas veces estamos arriba, oteando el panorama desde las alturas; otras descendemos a la planta baja, donde debemos arrastrar los pies como almas en vela. La existencia es así: rotunda e ingrata. El tranvía de los sueños de juventud se detiene siempre en la misma esquina secundaria y, cuando te bajas, descubres que envejecer consiste en seguir el trayecto a pie, en dirección hacia un horizonte que no termina de llegar nunca.

La Noria del sábado en El Mundo.

Duelistas de fábula

carlosmarmol · 25 junio, 2016 · Deja un comentario

Las fábulas morales forman parte de la literatura doctrinal con vocación unívoca, que es aquella que intenta limitar la capacidad del lector para pensar con libertad. Como cualquier otra pieza con espíritu propagandístico, la jerarquía que dibujan del mundo es, esencialmente, estática. Su fin además consiste en mantenerla así, disuadiendo de sus sueños a los que desean dislocar el sitio de los atrios. No es extraño que desde el Mundo Antiguo, pasando por los tiempos oscuros del Medievo, las fábulas hayan sido un carísimo instrumento del poder para predicar, bajo el ropaje retórico de lo popular, la ideología imperante. Su mensaje básico es: da igual lo que ambiciones, mejor «ni lo intentes». Así reza el irónico epitafio de Bukowski.

Las Crónicas Indígenas del viernes en El Mundo.

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Ilustraciones: Daniel Rosell