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La Lectura

Roald Dahl: autobiografía fingida, epistolario secreto

carlosmarmol · 15 diciembre, 2023 ·

Existen dos elementos que forjan el estilo de un escritor. El primero es el carácter, porque todos escribimos como somos. Y el segundo es el dominio de la elipsis o, en casos extremos, la capacidad para trabajar artísticamente con la mentira. No se trata de factores antagónicos: la escritura, igual que cualquier partitura musical, requiere notas y silencios. Escribir bien exige administrarlos y trabajar con medias verdades. Sugerir sensaciones más que describir hechos. Lo primero que asombra de las cartas secretas que el escritor Roald Dahl (1916-1990) envió a lo largo de cuatro décadas a su madre, la misteriosa Sofie Magdalene Hesselberg –publicadas ahora en español por Gatopardo Ediciones en una edición modélica a cargo de Donald Sturrock, con traducción de Mariana Sández y Edgardo Scott, un prólogo (certero) y un álbum con fotos familiares e ilustraciones–, es su ingeniosa capacidad para mentir sin el más mínimo arrepentimiento. Diríase que con obstinación. Desde adolescente, cuando no podía imaginar que su destino sería la literatura, Dahl muestra un talento natural para dosificar y manejar la verdad.

Las Disidencias en La Lectura.

Álvaro Mutis: nostalgia, navegación y centenario

carlosmarmol · 6 diciembre, 2023 ·

En Álvaro Mutis (1923-2013), escritor colombiano de origen criollo y mexicano de adopción, confluyeron –digamos que felizmente– esa sucesión de paradojas vitales que alumbraron, hace ahora un siglo exacto, una forma de mestizaje que en lugar de limitarse a reunir en una única sangre todas las culturas que cohabitaron en la América hispánica construye una identidad nueva que ya no es por completo ni de un sitio ni de otro, sino de todas partes a la vez y de ninguna. No existen demasiados casos similares en la literatura latinoamericana, que hasta la hora (milagrosa) del Modernismo no consiguió liberarse de la tendencia regionalista o indigenista –según el caso y el lugar– y que, a comienzos de los años sesenta, después de la revolución cubana, cuando comenzaría a ser valorada internacionalmente, lo hizo volviendo a tocar –aunque con una afinación distinta– la ancestral melodía de sus raíces culturales. Mutis, coetáneo de los escritores del boom, especialmente de García Márquez, con el que compartió amistad y agencia literaria, eligió una carta de navegación diferente. Su singladura no es grupal, sino un acto solitario. El navío es la poesía, un género menos popular y más complejo que la narrativa. Lo mismo que Borges y Onetti, escritores australes que no necesitaron del anclaje a un territorio, aunque ambos nacieran en una geografía concreta y trabajaran desde de ella, Mutis es un músico verbal que toca un contrapunto inesperado y que tiene tendencia al arte de la fuga.

Las Disidencias en La Lectura.

Francesco Petrarca, confesiones detrás de una máscara

carlosmarmol · 24 noviembre, 2023 ·

Las súbitas sacudidas de la Tierra, antes de mudar en terremotos, comienzan con un leve temblor y una grieta. “Así es” –escribe Leonard Cohen en Anthen– “como entra la luz”. Algo análogo sucede con el tránsito entre las literaturas antiguas y las modernas. Hasta el Romanticismo, todo es retórica; después, la cosa depende ya de cada caso. Esta frase enuncia una paradoja porque, en el fondo, no es que a finales del siglo XVIII desaparezcan por completo los códigos artísticos existentes durante la Ilustración y el Neoclasicismo, sino que mutan o se camuflan bajo la apariencia de la naturalidad, que es una forma más de retórica que oculta su condición. La historia de la literatura entera podría condensarse a partir de esta progresión: los escritores, obedeciendo a las preceptivas y a las poéticas, replican primero los modos de decir más nobles y acrisolados; a continuación, los cuestionan desde dentro cuando descubren que estas dicciones heredadas son hermosas jaulas que no permiten trasladar con la intensidad necesaria sus sentimientos. Por último, las destruyen para conquistar su libertad. La frontera que distingue a la poesía antigua de la moderna reside en el significado de la primera persona. Para los clásicos, el yo es un arquetipo que representa a una comunidad (concretada en una voz individual). Para los románticos, padres de la tradición de la ruptura, como explica Octavio Paz en Los hijos del limo, la primera persona es un espíritu, la cima de la montaña desde donde se contempla el terremoto.

Las Disidencias en La Lectura.

Ruano, caleidoscopio de tiempos y lugares

carlosmarmol · 6 octubre, 2023 ·

No es nada fácil hacer una biografía –un género que, como dijera Borges de la metafísica, es una rama más de la literatura fantástica– sobre un personaje que rara vez cuenta la verdad última de las cosas, sobre todo cuando escribe, que es a diario, y se confiesa a medias. Un tipo que se adora, se embellece, se adorna y, aspirando a cincelar un busto egregio, a inmortalizar su rostro, queriendo legar una imagen bella, termina condensando en su persona el arquetipo del escritor de época. España, en el arco de principios del siglo pasado y comienzos del tardofranquismo, como dijera Umbral, que lo copió todo de él: la calculada impertinencia, la melena niña (cuando la hubo), la dicción, los cafés, los periódicos y los tranvías. César González-Ruano, monarca de la columna, fue un modelo literario tanto para quienes lo admiran como para aquellos otros muchos que lo detestan. Consideren el fenómeno una forma de trascendencia post-mortem: la cancelación del adversario, igual que la damnatio memoriae de los romanos, no es más que una forma de homenaje inverso. Para despreciar a alguien, o prohibir su nombre, hay que tenerlo en consideración. Y eso es lo que ha hecho Javier Varela, que firma La vida deprisa (Fundación Lara), una biografía sobre el cónsul de la Edad de Oro del articulismo, antes de que en los periódicos comenzase la era de los politólogos. 

Las Disidencias en La Lectura.

Los clásicos, nuestros (asombrosos) semejantes

carlosmarmol · 15 septiembre, 2023 ·

Los muertos están indefensos ante la caprichosa, cuando no interesada, memoria de los vivos. La eternidad es como una cárcel; la posteridad, un malentendido. Los grandes escritores del pretérito que lucieron los laureles del Parnaso tuvieron que pagar un precio por esta fama póstuma: convertirse en estatuas mudas. Se les recuerda como personajes; pero sus obras o no se leen (lo suficiente) o se simplifican. Mientras en la educación obligatoria se reducen los contenidos de literatura y se sustituye a los autores históricos por libros que conecten con la “identidad lectora de los alumnos”, que paradójicamente todavía no han construido su sentido del gusto, prende la peregrina idea de que a los clásicos hay que adaptarlos, cuando no censurarlos por incorrectos, para popularizarlos. José María Micó, uno de los mejores filólogos españoles, ha reunido en De Dante a Borges (Acantilado) una colección de páginas ejemplares sobre sus indiscutibles que enmienda, por la vía de los hechos, este inquietante devenir. Académico, poeta y traductor privilegiado –su versión de la Comedia permite oír en español la música de los quince mil endecasí­labos de Dante–, Micó entrevera en este libro delicioso, suma de ensayos y estudios, la devoción (del lector profesional) con la sabiduría filológica. 

Las Disidencias en La Lectura.

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Ilustraciones: Daniel Rosell