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La Noria

Sevilla 1992, la modernidad del vacío

carlosmarmol · 15 julio, 2017 · Deja un comentario

La modernidad es una cosa muy vieja. Como explica Octavio Paz en Los hijos del limo, ese libro milagroso, no consiste tanto en el descubrimiento de nada nuevo como en la inteligente y próspera utilización del concepto de lo novedoso: la apariencia de lo disruptivo -como se diría ahora- en un determinado contexto social y cultural. Reflexionar sobre lo moderno en tiempos de la posmodernidad superada, cuando el pensamiento hace varias décadas que se ha diluido y las instituciones simulan apadrinar (con nuestro dinero) la vanguardia oficial, que es el camelo más antiguo del mundo, implica asumir los riesgos de tener que hablar sobre el vacío, lo que en términos retóricos supone intentar contar mucho para terminar quizás por no decir nada. Éste es inevitablemente el efecto que causa la exposición ¿Éramos tan modernos?, inaugurada hoy en la sala Murillo de laFundación Cajasol y presentada en sociedad como «una propuesta que se aleja de lo conmemorativo para indagar en la paradoja de la modernidad española» al calor del 25 aniversario de la Expo 92, un evento que a muchos sevillanos les descubrió que existía -y existe- vida inteligente extramuros.

Una crónica para El Mundo.

La democracia de las fuentes

carlosmarmol · 14 julio, 2017 · Deja un comentario

Los partidarios de la democracia representativa, que esencialmente son los que viven como reyes gracias al sistema de símbolos en el que se sustenta todo este circo, gozando de las ventajas de la intermediación política y sin padecer ninguno de sus riesgos ciertos, suelen defender que la participación civil -más allá de las elecciones- es uno de los sacrificios necesarios para dotar de credibilidad a esta forma de gobierno. Es cierto. Cada cierto tiempo hace falta que el personal crea la ficción de que su opinión es trascendente. Por eso, además de sacar las urnas cuando el jefe de la tribu desea, regularmente nos regalan los oídos con inventos para quepensemos que sin nosotros Sevilla no avanzaría. Suponiendo que avance.

La Noria del miércoles en elmundo.es. 

Las trece puertas

carlosmarmol · 6 julio, 2017 · Deja un comentario

Sevilla tiene un problema grave con su pretérito. Una buena parte de sus habitantes lo desconocen y otra, entre los que se encuentran nuestros queridísimos costumbristas, maestros del trampantojo cotidiano, se lo inventan. Resultado: se considera patrimonio cosas que no lo son y, al mismo tiempo, se destruye la herencia que explica lo que fuimos. Hay algo aún peor: entre las correspondientes banderías -cuyos soldados tienen la aspiración de llegar a académicos sin méritos- nadie se preocupa ni de lo que somos ni de lo que deberíamos ser.

La Noria del miércoles en elmundo.es.

Los árboles sin bosque

carlosmarmol · 1 julio, 2017 · Deja un comentario

Los que ven a Sevilla como una réplica del paraíso terrenal están locos. O ciegos. No hay ciudad en la República Indígena más inhóspita que la nuestra. No somos ni un vergel bíblico ni el enclave místico de nuestros queridos costumbristas. Nuestra condena meteorológica es una única estación con dos ambientes: seis meses al año de intenso calor, otros seis con temperaturas tibias, que no frías; un brazo muerto de un río que es un cenagal verde; plazas duras y una secular ausencia crónica de espacios libres, zonas verdes y sitios donde descansar.

La Noria del miércoles en elmundo.es

Un alcalde de secano

carlosmarmol · 24 junio, 2017 · Deja un comentario

Dos años después, tras esfumarse el sueño de optar a una imposible sucesión en el Quirinale de San Telmo, que era la deseada carta secreta, Juan Espadas, el actual, ha descubierto que los votos que le hicieron alcalde sin tener que pagar demasiados costes no eran gratis. Ha tardado en comprenderlo: nada es gratis en esta vida. Especialmente en política. Los costumbristas, que se tiraron años ridiculizándolo cuando arribó a la política local de la mano de José Antonio Viera -su conversión susánida fue bastante posterior-, lo defienden estos días de estío intenso por no aceptar las críticas de lo que todos ellos llaman -con el tono pastoral de las ovejas- «la izquierda radical». El concepto, que también ha hecho suyo el alcalde, tiene su gracia: hace dos años los votos de Participa e IU, claves en su designación como primus inter pares, eran progresistas; ahora son abominables sufragios radicales. ¿En qué quedamos?

La Noria del miércoles en elmundo.es

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Ilustraciones: Daniel Rosell