El cariño, cuando falta, obra milagros. Por ejemplo, que Su Peronísima (reducta) aproveche la reciente festividad de San Francisco de Sales, patrón de los periodistas (confesionales), para felicitarnos (a unos más que otros) y replicar en las redes sociales ese argumentario que dice: “Sin periodistas no hay periodismo. Y sin periodismo no hay democracia”. Lo primero es obvio; lo segundo, discutible. Básicamente porque existen tantos periodistas (incluyendo a los impostores habituales, entre los que figuran exsindicalistas de la UGT y antropólogos) como ideas de democracia. Unas no son iguales a otras. Los requiebros interesados de la Reina (caída) de la Marisma, tan aficionada a hacer listas negras de gacetilleros, vicio que han heredado los escabechistas, aunque con otro protocolo, nos hacen caer en la cuenta de que su portavoz parlamentario, José Fiscal (Valverde del Camino, 1968), cuyo segundo nombre –Gregorio– tiene rango de obispo, fue in illo tempore periodista (de partido).
El Bestiarium en El Mundo.
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