Francisco Cuenca (Granada, 1969) ha vuelto a la Alcaldía de la ciudad de la Alhambra gracias a la vendetta que Sebastián Pérez, el antiguo jefe de escuadra del PP, se ha cobrado, cual plato congelado, ante Luis Salvador, que tras ser regidor en nombre de Cs ha terminado votando a su antiguo partido, el PSOE. El episodio, que inquieta y mucho en el Quirinale, recuerda al juego nihilista que antes practicaban los niños soberbios: «Rompo el juguete antes que dejártelo. Ea». Cuenca, al que todo el mundo llama Paco, en un inquietante exceso de confianza, retorna así a la poltrona consistorial que ocupó (efímeramente) tras la dimisión (por imputación judicial) de Torres Hurtado (PP), conocido como El tractorista. El hombre debía tener muchas ganas de volver a la púrpura, porque, embriagado por la emozione, ha dejado en el incunable de honor del Ayuntamiento una cursilería como una catedral.
El Bestiarium en El Mundo.
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