Charles Maurice de Talleyrand (1754-1838), que junto a Joseph Fouché, ese prodigio de la obstinación por el poder, fue la figura política más influyente en la Francia de su época, y un sujeto suficientemente habilidoso como para ser sucesivamente eclesiástico, revolucionario jacobino y devotísimo monárquico, sostenía que un hombre es apto para cualquier empleo al menos la víspera del día en que es nombrado. Especialmente si debe practicar la diplomacia y ejercer como embajador; un oficio que, como explicó Churchill, probablemente el personaje histórico más citado del mundo, consiste en pensarlo todo dos veces y no decir nada. La frase parece escrita para Pedro Fernandez Peñalver (Baza, 1966), nuevo delegado en Andalucía del Gobierno central y embajador sanchista en la República Indígena.
El Bestiarium en El Mundo.
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