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Literatura

El arte sonoro y las edades de la música

carlosmarmol · 11 julio, 2025 ·

“La música es el único placer sensual que no entraña un vicio”. Samuel Johnson (1709-1784), el único hombre de letras británico que ha merecido el alto honor de ser al mismo tiempo un individuo real y el personaje de una obra de ficción (la biografía escrita por James Boswell es una construcción literaria perfecta), juzgaba el arte de la creación de sonidos (y el posterior deleite de su escucha) como una forma del hedonismo en la que no está presente el carácter pecaminoso con el que la Iglesia justificaría, durante mucho tiempo, la prohibición y la censura de determinados hábitos humanos, especialmente la risa. La música producía un placer instantáneo que, al contrario de lo que sucede con otros, no era merecedor de condena. En realidad, la música no podía ser censurada: en su esencia, carece de un mensaje verbal explícito. Tampoco es, de partida, instrumento de ninguna doctrina o ideología, aunque esto no signifique que no atesore sentido. Los himnos, desde los pueblos sumerios a los Estados-nación, pasando por la fastuosa liturgia eclesial, han sido la forma más eficaz de expresar en público un sentimiento comunitario, pero esta convención social no deja de ser un añadido muy posterior y ajeno a su verdadera condición. La música, sencillamente, es música. “Et tout le reste” –como escribió Paul Verlaine– “est littérature”.

Las Disidencias en Letra Global.

Barcelona: medio siglo de ficciones y prodigios

carlosmarmol · 4 julio, 2025 ·

No acostumbra a considerarse, pero las obras de arte más fascinantes que existen son las ciudades. Al contrario que un poema, una novela, un cuadro, una melodía o una película, artefactos culturales encerrados sobre sí mismos, las ciudades están sometidas al cambio permanente y conviven –porque es parte de su naturaleza– con el caos, el desorden y el contraste. Ninguna tiene un autor único, a pesar de los anhelos de determinados arquitectos, devotos de la tábula rasa. Son obras colectivas, una suma (imperfecta) de voluntades, ambiciones, pecados y desgracias. Su rostro siempre es pasajero y fugitivo. En ellas el paisaje muta al compás del paisanaje. Si tuviéramos que describir su materia diríamos que, además de edificios, plazas, criaturas, sueños y trabajos, están hechas con la misma aleación de la existencia: el tiempo. Como las personas, algunas ciudades tienen distintas edades, aunque no cambien de nombre. 

Las Disidencias en Letra Global.

Chaves Nogales en Francia: el periodismo como arte de aproximación

carlosmarmol · 27 junio, 2025 ·

El periodismo no es más –ni menos– que un arte de aproximación. Describe el presente, esa abstracción que todavía llamamos actualidad, y analiza, antes de que los hechos se hayan asentado y las verdades sean indiscutibles, aquello que (nos) sucede. Por eso lo más importante de cualquier reportaje, crónica, entrevista o artículo –no existen más géneros en este oficio– no es el titular ni, en cierto sentido, su contenido. Es la fecha. La datación temporal de una pieza de periódico explica todo el contexto y la situación concreta en la que una noticia sucedió o alguien dijo una vez una cosa, al tiempo que nos ayuda a desentrañar el grado exacto de veracidad de los testimonios acerca de un suceso. Ejercer el periodismo es más difícil y arriesgado que investigar hechos históricos porque los materiales de una y otra disciplina, incluso el punto de vista, es divergente. Los historiadores cuentan con documentación y la inestimable ayuda del tiempo, que sin duda borra huellas pero también despeja las innecesarias nubes que enmarañan el cielo. Los periodistas, en cambio, carecen del sosiego y de los medios necesarios (sin descartar también la falta de capacidad) para sumergirse a fondo en una historia. 

Las Disidencias en Letra Global.

Sánchez Mazas o el rastro de una teología española

carlosmarmol · 25 junio, 2025 ·

El verdadero punto ciego de la vida de Rafael Sánchez Mazas (1894-1966), poeta con prestigio pero sin fortuna, intelectual totalitario, cofundador de la Falange, autor del famoso ¡Arriba, España!, que es un grito más que un verso, portavoz del culto a las pistolas, el azul mahón y los correajes, no reside en el célebre episodio de su fusilamiento (mágicamente frustrado) en mitad de los bosques de la provincia de Gerona en los últimos días de la (in)civil guerra española. Los mitos, especialmente aquellos que pretenden ser heroicos, como decía el honrado (ma non troppo) Dutton, periodista del Shinbone Star en La muerte de Liberty Valance, merecen gozar del antiguo prestigio de la imprenta, pero rara vez, salvo como exageración, ayudan a desentrañar la verdad íntima de un personaje histórico. La gran anomalía de Sánchez Mazas radica en otro rasgo: su privilegiada condición de eterna ave de paso, peregrino sin asiento estable e intelectual sin huella duradera y sin descendencia política, primero como responsable del servicio de acción exterior de Falange (donde duró apenas seis meses) y más tarde en su condición (singularísima) de ministro sin cartera –léase sin responsabilidad– en el primer gobierno franquista de la posguerra, entre 1939 y 1940.

Las Disidencias en The Objective.

James Joyce: las infinitas cartas de una vida vulgar

carlosmarmol · 20 junio, 2025 ·

Las personas somos lo que hacemos. En el caso de los escritores, esta misma regla puede extenderse a todo aquello que escriben. Al margen de que cualquier escritura tenga un cierto de grado de autobiografía, porque hasta para describir las cosas más simples o evocar una situación cualquiera hacemos, sin darnos cuenta, una operación de selección con las palabras, la sintaxis, la dicción o la perspectiva, la escritura –que es el ejercicio intelectual más complejo que existe– difiere según el momento, el cauce (genérico) en el cual se desarrolle y la aspiración (artística) de su autor. No es lo mismo redactar una nota que componer un poema; de modo semejante, pensar un relato obliga a un proceso distinto a articular una novela. Hasta la escritura teatral, dramática y dialogada, difiere de un guión de cine, que debe utilizar las palabras para crear imágenes. La escritura literaria, por definición, es un artificio. Su naturaleza retórica, hasta en sus registros más simples, camufla un esfuerzo escondido.

Las Disidencias en Letra Global.

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Ilustraciones: Daniel Rosell