Un economista (de observatorio) es muy parecido a un relativista. Alguien que pertenece a un club (de intereses) y persigue influir en las decisiones políticas (además hacer negocios, preferentemente por la vía de la intermediación) sin presentarse a unas elecciones, como sería lo normal, sino amparado bajo el paraguas de la influencia, lo que ofrece la indudable ventaja de ahorrarte los sofocones de la militancia. A Rogelio Velasco (Sevilla, 1957), consejero de Economía, a quienes sus amigos llaman Roger (sin el Moore), le preguntaron cuando accedió a su actual magistratura: «¿Cree que la burocracia mata al emprendimiento?». Su respuesta fue: «Absolutamente. Lo digo de manera categórica. Es lamentable». Parece la proclama de un buen liberal, y lo sería si no fuera porque su autor, catedrático en Granada y exdirectivo de multinacional, se ha descolgado esta semana con la fusión de cuatro agencias autonómicas -Idea, Emprende, Extenda y Conocimiento- en un nuevo ente (Andalucía Trade) que agrupará al ejército en nómina de la Junta para incentivar el empleo (básicamente, el suyo). Velasco nos vende la cosa con la fábula de la ventanilla única. Un clásico, igual que los unicornios azules.
El Bestiarium en El Mundo.
Deja una respuesta