El mejor método para conocer de verdad a alguien es averiguar cuál es su tragedia (íntima). Con frecuencia descubres que sobre este trauma ha edificado toda su existencia. La frase, de una sabiduría desconcertante, aparece en Autobiography 1872-1914 (George Allen and Unwin, London, 1967), el primer tomo de las memorias de Bertrand Arthur William Russell, tercer conde de Russell, matemático, filósofo y escritor británico tan conocido por ganar el Premio Nobel de Literatura (1950) como por haber sido uno de los mayores defensores del agnosticismo, un liberal comprometido con causas sociales, el mejor profesor de Pensamiento que nos legó el pasado siglo –su Historia de la Filosofía sigue siendo un monumento a la exactitud– y, en general, un perfecto caballero británico, capaz de ir a la cárcel si es necesario –un tiempo– por defender sus principios.
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