Política

No es por mentar la bicha, pero escuchar a nuestro regidor, al que desde el primer día hemos deseado todo el éxito que nos merecemos los sevillanos, hablar de que Sevilla por fin está «despegando» nos recuerda, impertinentes como somos, al famoso discurso de los astronautas de Monteseirín. «¿Qué sería de nosotros sin los astronautas?» Dado que aún no hemos encontrado billete en una nave espacial para escapar a otra galaxia, lejos del costumbrismo indígena y del periodismo de sonajero, vemos con asombro que el tiempo corre y Espadas cumple su primer año en la Alcaldía sin oposición digna de tal nombre y sin cometer ningún desliz grave.

La Noria del sábado en El Mundo.

Comenzaremos A la manera de Machado (Antonio): «Al fin una pulmonía/mató a don Guido y están/las campanas todo el día/doblando por él:¡din-dan!». Veintiún años después de reinar, como un monarca del Antiguo Régimen, en los pagos de Alcalá de Guadaíra, Limones (Gutiérrez), el regidor que presumía de senador, nos abandona -dice- por una decisión personal. Nos parece mentira tanta generosidad. El exalcalde deja su cargo después de que la Fiscalía, que pese al taimado consejero De Llera no es cualquier cosa, haya considerado que en su gestión existen indicios serios para una causa en los tribunales. Por supuesto, Limones desliga su salida -a palos- de este suceso judicial, reclamándose a sí mismo como víctima de la famosa pena de telediario. Esperaremos a que la justicia dicte sentencia, pero nos extraña su argumento.

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