La historia –como dejó escrito Mark Twain– no se repite, pero a veces rima. Puede hacerlo en consonante –mediante un calco formal– o en asonante, de forma lateral y aproximada. Los hechos del pasado y del presenten rara vez son exactos, pero admiten tonalidades, variaciones y un cierto grado de reiteración. Acaso por eso desde hace dos años han empezado a coincidir en las librerías novelas sobre la España de los años cuarenta con libros históricos que revisan los mitos políticos de entonces, no excesivamente distintos a las espirales y calamidades de la vida pública presente, a excepción del hambre, reemplazada ahora por la precariedad social.
Las Disidencias en The Objective.