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Letra Global

Los clásicos del periodismo alemán

carlosmarmol · 13 octubre, 2019 · Deja un comentario

Hablar de los periodistas como si fueran autores clásicos tiene algo de oxímoron: a primera vista parece imposible que puedan cohabitar en una misma materia –el amarillento papel que cobijan los insignes depósitos de las hemerotecas– la condición efímera de los diarios, que es la naturaleza genética del periodismo, con la necesaria perdurabilidad que se le exige a cualquier escritor modélico. Y, sin embargo, sucede con una frecuencia que no diremos que sea constante, pero sí categórica. Sobre todo a lo largo de la historia más reciente, cuando los géneros (y los intereses en conflicto) todavía sabían diferenciar (y por tanto manejarse) entre el negocio y la verdad, la ética y la estética. De ese universo perdido para siempre –los periódicos son ya otra cosa distinta, líquida y fragmentaria– nos habla La eternidad de un día, una excelente antología de artículos y gacetillas pasajeras que el germanista Francisco Uzcanga Meinecke hizo hace tres años para la editorial Acantilado, madre y maestra de la cultura con mayúsculas. En ella palpitan, vivas como el primer día, algunas muestras ejemplares del periodismo que contó –por métodos diversos, casi siempre brillantes– la Europa que discurre entre 1823 y 1934, desde las postrimerías de la célebre batalla de Waterloo a la llegada del nacionalsocialismo a la cancillería en la antigua Prusia. Una centuria larga que condensa todo el brillo y el horror de la historia de Europa central, aquella que desde el Sur llamamos el Norte.

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El arte de callarse

carlosmarmol · 6 octubre, 2019 · Deja un comentario

El silencio se parece sospechosamente al tiempo. Ambos necesitan de su contrario –el ruido, en el primer caso; la muerte, en el segundo– para poder ser comprendidos, aunque sea por aproximación. Como todas las cuestiones trascendentes, desentrañar su significado exacto se convierte en una quimera. Sencillamente, no es posible, pese a intentos como el del abate Dinouart, que en su tratado sobre la materia distingue hasta once clases distintas de silencio: prudente, artificioso, complaciente, burlón, espiritual, estúpido, afirmativo, humorístico, desacralizador, caprichoso y astuto. El silencio es un misterio envuelto en una incógnita escondida en el interior de una pregunta, igual que el alma eslava, según la definición de Churchill, que compuso esta boutade a partir del mecanismo mágico las muñecas rusas. Todos creemos saber lo que es, pero en realidad lo ignoramos porque es una cosa distinta para cada uno de nosotros. No equivale a la ausencia de ruido, que es la definición ortodoxa. Es otra cosa. Puede existir un silencio con palabras, otro lleno de sonidos (interiores), un silencio místico, otro religioso; ser ese instante suspendido en el vacío que anuncia la próxima guerra, una forma de autodefensa o un sellar los labios ofensivo.

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Chesterton, el cielo cargado de estrellas

carlosmarmol · 28 septiembre, 2019 · Deja un comentario

Chesterton ha pasado a la historia de la cultura popular por dos cosas: ser un escritor católico (por convicción, puesto que nació en una familia anglicana por conveniencia), y sacarle más partido que nadie a las paradojas, que no son la suma de dos ideas opuestas, sino la síntesis perfecta de la realidad, esa señora que se permite el lujo de despreciar nuestros deseos y ser contradictoria por naturaleza. Ambos son privilegios divinos. Sin conocer estos dos datos no puede entenderse por completo el colosal genio que guía sus escritos, multiplicados ad infinitum porque, dado que los estudios no se le dieron muy bien en su juventud, decidió, como muchos otros hombres sin oficio ni beneficio, dedicarse a las galeras del periodismo. Un absoluto desperdicio intelectual, según la opinión del poeta W.H. Auden, responsable de la antología de piezas en prosa –Ensayos escogidos– que ha dado a la imprenta, con la excelencia que acostumbra, la editorial barcelonesa Acantilado, que junto a la sevillana Renacimiento –el falansterio de Abelardo Linares– son las responsables del milagro de devolver cada cierto tiempo a los anaqueles de las librerías, nuestras otras tabernas preferidas, la obra del atorrante escritor inglés, llena de la sanísima impertinencia de aquellos que se sitúan por encima de las etiquetas ajenas.

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Góngora: rey de la luz, príncipe de las tinieblas

carlosmarmol · 21 septiembre, 2019 · Deja un comentario

El amor de Luis de Góngora y Argote, poeta sublime del Siglo de Oro español, por la sintaxis invertida –esa creación que los retóricos llaman hipérbaton– comienza por su propio nombre. Sus apellidos naturales son los mismos con los que firmaba sus escritos​, pero cambiados de orden. Su padre era Argote, administrador autorizado de los bienes que la Santa Inquisición arrebataba –por mandato divino– a los heréticos que se apartaban del dogma sancionado y recibían un grave castigo material para un mal espiritual. Su madre fue la verdadera Góngora, de cuya estirpe el poeta tomó el apellido con el que ha pasado a la historia y cuyos posibles –la renta, a modo de tributo eclesiástico, que percibía para su sostenimiento personal– procedían de su tío materno, racionero de la catedral de Córdoba, ciudad donde pisó por vez primera la dudosa luz del día, como dice el gran verso de su Polifemo

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Wolfe contra los darwinistas

carlosmarmol · 14 septiembre, 2019 · Deja un comentario

No es muy frecuente, pero hay escritores​ que hasta cuando están con un pie en el estribo, aunque uno nunca sepa con certeza cuándo llegará la mala hora, desprenden ese regalo de los espíritus libres que es el joie de vivre(la alegría de existir), esa forma de hedonismo intelectual cuya manifestación más evidente es la inteligencia irónica. La mirada ante el mundo. La perspectiva irremplazable del sujeto. Tom Wolfe, uno de los grandes periodistas contemporáneos, célebre por su personaje de eterno gentleman, el último bisonte blanco del periodismo norteamericano, murió hace poco más de un año, iniciando el incierto viaje hacia esa forma de gloria (efímera) que los antiguos llamaban el Parnaso.

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Ilustraciones: Daniel Rosell