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Sevilla

La Sevilla superlativa

carlosmarmol · 23 junio, 2018 · Deja un comentario

Cada vez que uno oye decir a algún pregonero que en la capital de la República Indígena existe una extraordinaria calidad de vida muere un poco la (escasa) inteligencia disponible. Adam Smith, el filósofo que estudió la riqueza de las naciones, escribió: «No puede existir una sociedad floreciente y feliz cuando la mayor parte de sus miembros son pobres y desdichados». La única excepción a esta norma es que los habitantes de esa nación sean unos perfectos ignorantes o unos absolutos inconscientes. Parece ser nuestro caso. De dar credibilidad a esta máxima, Sevilla, que ya sabemos que no es ni Muy Leal ni Muy Noble, sólo puede defender a su favor el título de Muy Mariana. Aquí a algunos les entusiasman las vírgenes de cera, lo que no quiere decir -ni de lejos- que sean buenos cristianos. Católicos, quizás sí. Porque ilustres creyentes sevillanos tienen entre sus virtudes sociales una capacidad infinita para la hipocresía y la ceguera ante aquello que tienen delante de los ojos.

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Cabrera, el inquietante

carlosmarmol · 13 junio, 2018 · Deja un comentario

Todos los gobiernos del mundo, desde las más altas magistraturas de las naciones hasta los consistorios de los más humildes villorrios, tienen algún político inquietante. Uno de esos personajes que no se sabe bien si hacen de malos -en el sentido cinematográfico del término- o es que realmente lo son. Pasa en los ejecutivos de izquierdas y en los de derechas. También en los de extremo centro. Incluso en los gobiernos quietistas, como el que preside como alcalde nuestro querido mosén, Juan Espadas. ¿Quién es semejante concejal en la corporación de Sevilla? Diríamos, sin duda, y por supuesto sin intención de faltar, sino impelidos por la urgente necesidad periodística de ser descriptivos, que el edil de Seguridad Ciudadana, Movilidad y Fiestas, Juan Carlos Cabrera, que se incorporó al equipo municipal del PSOE desde las filas del monteseirinato, aquel quattrocento que nunca fue tal. Cabrera ha pasado toda su vida pública al amparo de las instituciones. Ahora es uno de los hombres fuertes del Ayuntamiento sevillano, donde llegó después de estar apesebrado en la Diputación Provincial (Sevilla Activa).

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Retrato de alcalde con traje

carlosmarmol · 9 junio, 2018 · Deja un comentario

Lo primero que hace un político indígena cuando llega a un cargo público, por supuesto gracias al divino dedo de Su Peronísima, dueña omnipotente de la suerte de todas sus huestes, es comprarse un traje. Entallado, discreto, sin alharacas. Un terno que transmita seriedad, eficacia y prudencia, probablemente tres cualidades que hasta entonces no ha visto en su vida (orgánica) ni por el forro. El prócer (en potencia) cree firmemente en la máxima antigua: el hábito no hace al monje, pero lo contribuye. Un político sin traje y corbata no parece ser un buen político, suponiendo que tal categoría exista. Y mucho menos en la República Indígena, donde a Ella le gusta (bastante) que sus colaboradores transmitan la cara más amable del susanato con corbatas alegres y sonrisas constantes. El lado oscuro del poder debe camuflarse con simpatía full.

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El ‘corralito’ de la Navegación

carlosmarmol · 2 junio, 2018 · Deja un comentario

Un hombre de prestigio debe tener vicios inconfesables y hábitos mudables. De los primeros, como comprenderán ustedes, queridos indígenas, no diremos ni una palabra. Para eso ya están nuestros enemigos, los pérfidos costumbristas mayores y monaguillos menores, que siempre nos desean lo mejor y alimentan, cosa que les agradecemos sinceramente, la leyenda. Saludos, muchachos: seguid remando. En relación a los hábitos diremos que uno de ellos consiste en andar, caminar o hacer el flaneur. Elijan ustedes el término que prefieran dependiendo de lo estupendos que se sientan hoy. En una de estas incursiones peatonales por la secreta Sevilla norteamericana -que está en la Isla de la Cartuja- nos encontramos la otra tarde, mientras los próceres de la autonomía volvían de su santo peregrinar al cogollo mismo de la Marisma, con que el Pabellón de la Navegación, uno de los mejores edificios que nos legó la Expo, se ha convertido por obra y gracia de la Junta de Andalucía en un salón de bodas, bautizos y comuniones, al parecer con la inestimable ayuda de la Escuela de Hostelería, a la que alguien le ha dado la gestión de una parte de este antiguo complejo expositivo de la Expo que, desde entonces, sirve para cualquier cosa menos para lo que fue concebido: ser un espacio cultural.

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La Sevilla clasista

carlosmarmol · 26 mayo, 2018 · Deja un comentario

Uno de los peores rasgos de la ‘Sevilla Eterna’, que representa sólo a una parte mínima de la capital de la República Indígena, y además está llena de conversos, es su acusada tendencia al zafio clasismo de los bobos solemnes. Los monaguillos, prestos a satisfacer (en pandilla) los caprichos de los ‘ayatolás’ de la Muy Leal y Muy Noble, que ya sabemos que nunca ha sido lo primero ni tampoco es lo segundo, han declarado últimamente una guerra al turismo ‘low cost’ y, especialmente, a las despedidas de soltero. Un lance de altura. Ellos, que acuden todos los años al concierto de Año Nuevo en la ópera de Viena, consideran una vulgaridad que el personal decida autónomamente cómo divertirse. Y eso que en las fiestas rige la ley de la chirigota del Selu: «Quien la lleva, la entiende». Pero aquí, en Sevilla, el mejor cahíz que existe sobre la Tierra, no puede ser. No. Sería como desnaturalizar la ciudad (¿?), dejarla sin su ‘esencia’ (que es estrictamente suya), pervertirla. Sembrar la semilla del Anticristo.

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Ilustraciones: Daniel Rosell