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Literatura

Francisco Rico, inventor de Petrarca

carlosmarmol · 16 febrero, 2024 ·

Es extraño que no se repare a fondo en la paradoja, pero todos los grandes escritores muertos en realidad son, casi sin excepción, personajes de ficción. Incluso en mayor medida que las criaturas salidas de su ingenio o nacidas de su imaginación. Los autores clásicos, sin duda, existieron. Cada uno ellos, en su momentum vital, dejó sus huellas en la Tierra. Pero el retrato que el tiempo y la historia nos ha legado de muchos de ellos –otros son olvido– no responde con fidelidad a su carácter. Son lienzos dibujados por la suma de la interpretación de sus lectores, el juicio de la crítica (literaria) y los vaivenes de la posteridad.
Esta regla se cumple con certeza ejemplar en el caso de Francesco Petrarca (1304-1374), el poeta del Canzionere, uno de los grandes príncipes de las letras europeas. De ningún otro autor de su tiempo –ni siquiera del divino Dante– tenemos tantas noticias y datos de su vida. Su devenir terrestre está más que documentado. Su figura, además, gozó muy pronto de la admiración y del reconocimiento oficial –como inmortal– por parte de sus coetáneos. Y, sin embargo, estos materiales –biográficos, librescos, referenciales– no aclaran muchas cosas sobre su prosaica humanidad. ¿Quién era en realidad Petrarca?

Las Disidencias en Letra Global.

Arthur Koestler, desertor de utopías

carlosmarmol · 14 febrero, 2024 ·

Existe un vínculo, que casi siempre se nos presenta bajo la forma del malentendido, entre la inteligencia y el suicidio. Tiende a creerse que un genio nunca se daría muerte a sí mismo y, sin embargo, no son pocos los escritores, los artistas y los pensadores que, llegado el instante decisivo, prefieren renunciar voluntariamente a la vida para ir en busca de una buena muerte. Le ocurrió a José María Arguedas, el escritor peruano de Los ríos profundos, apóstol del indigenismo. Fue el caso de Empédocles, del que se cuenta que se lanzó al cráter del Etna buscando regresar a la naturaleza. De un disparo se quitaron la vida –en siglos distintos– Larra y Hemingway. Virginia Woolf se ahogó en la turbia corriente de un río. Ángel Ganivet, tras ver cómo la sífilis paralizaba su cuerpo, se lanzó desde un barco al mar helado de Riga. La lista es interminable: Pavese, Sylvia Plath, Walter Benjamin, Horacio Quiroga o Violeta Parra –la hermana de don Nicanor, el gran antipoeta– abandonaron este mundo con este gesto que desafiaba a su destino y, a la vez, enmendaba la tradición (cristiana) que censura la muerte inducida, el único problema filosófico –al decir de Camus– que es realmente serio. De esta nutrida galería de brillantísimos suicidas, gente que no quiso esperar a morirse, como hubiera dicho Unamuno, sobresalen dos personajes: Stefan Zweig y Arthur Koestler.

Las Disidencias en The Objective.

Noticia de Sefarad, la (otra) España sin patria

carlosmarmol · 8 febrero, 2024 ·

Existen dos maneras (esenciales) de contar una historia: la narración lineal o cronológica, y el relato fragmentado, que sitúa el arranque de su cuento a partir de un suceso para buscar en dirección al pretérito sus anales o perseguir hasta el presente su desenlace. En el caso de la historia de la cultura hebrea en España, elegir entre cualquiera de estas dos opciones resulta una tarea imposible: tanto si se opta por la primera como si se elige la segunda, confiados en el sortilegio del misterio, ambas estarán contaminadas por el decreto de los Reyes Católicos que en el Año (del Señor) de 1492, cumplido el mes de marzo, puso fin a una España en la que cohabitaban, no siempre de forma pacífica ni candorosa, distintos credos y religiones. Al mismo tiempo que los judíos abandonaban sus haberes en Castilla y Aragón nacía el mito de Sefarad, el anhelado hogar perdido de esa (otra) España que quedaba huérfana y sin patria.

Las Disidencias en The Objective.

Luis Martín-Santos y la España de los manicomios

carlosmarmol · 2 febrero, 2024 ·

No es tarea fácil comprender a Luis Martín-Santos (1924-1964). Mucho menos si, como sucede desde hace ya sesenta años, en vez de prestar atención a su obra, escasa, irregular e interrumpida por una muerte tan trágica como prematura, se confía la comprensión de su anómala figura a los jalones de un mito biográfico que, como ocurre en otros muchos casos de éxito súbito, se concentra en el quién en lugar de explorar –a conciencia– el cómo. Una de las limitaciones de la filología historicista, que es la que todavía habita en las aterciopeladas capillas de las doctas academias, celebrándose a sí misma, consiste en documentar las vinculaciones entre una obra y la vida de su autor, casi siempre enmarcadas sobre un contexto ambiental y un estudio cultural de época. Sin restar virtudes a este enfoque, el método, además de previsible, deviene a veces en un esfuerzo inútil que acaba descuidando lo trascendente: los secretos, muchas veces dejados a la vista, que encierra un libro.

Las Disidencias en Letra Global.

Savater y la sombra de Liberty Vallance

carlosmarmol · 26 enero, 2024 ·

A veces los mitos de la infancia anuncian –y escriben con renglones torcidos– el desenlace de nuestra propia existencia. En el primer tomo de su fantástica autobiografía (razonada) –Mira por dónde (Taurus)– Fernando Savater (San Sebastián, 1947) dedica todo un capítulo a contar la honda fascinación que desde joven sintió por el periodismo, entendido como el ejercicio (siempre tormentoso) del articulismo con criterio propio. Su confesión comienza con una imagen poderosísima: la célebre voladura del diario Madrid, acaso el primer periódico que, desde dentro de las familias ideológicas del tardofranquismo, a través de un selecto grupo de intelectuales del Opus, intentó ensayar una línea editorial reformista con una cierta vocación aperturista. La crítica leal suele ser mucho peor tolerada que la que se tiene por desleal, al venir de quienes están más cerca y presuntamente a favor. Ni los autócratas, ni los monarcas absolutistas ni las tribus de fanáticos toleran el humor o entienden la noble esencia de la lealtad: exigen gravedad, fidelidad y sumisión.

Las Disidencias en Letra Global.

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Ilustraciones: Daniel Rosell