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Literatura

Barral & Stevens, el misterio de dos estrellas distantes

carlosmarmol · 25 agosto, 2023 ·

No existe mayor acto de cortesía, sobre todo a la hora de escribir, que evitar, o en su defecto atar con rienda muy corta, al obstinado e insistente yo que de una u otra manera, explícito u oculto, pero siempre indecoroso, enuncia textos, discursos y excursos. La escritura, en sentido estricto, consiste en fijar un pensamiento que se formula a través de las palabras. Y éstas no pueden más que proceder de un individuo concreto, ya sea real –como el que aparece en las cartas antiguas, convertidas en maravillosa arqueología– o imaginario, como sucede con el narrador de cualquier fábula. Las multitudes nunca hablan. Sólo lo hacen las personas. En este tiempo, donde el egocentrismo se ha convertido en una fiebre festejada que a menudo se expresa con su formulación comunal más inquietante –las masas modernas de las que escribiera Ortega y Gasset, más que cumplida la posmodernidad, profesan ahora la tiranía de la identidad única–, es un oasis toparse con libros de poesía donde la famosa primera persona, sin dejar de estar, se ajusta a esa sana costumbre –por otra parte, tan británica– de no abusar del desahogo de la confesión personal y limitar el sentimentalismo de la confidencia a sus términos estrictos. Ese menos (yo) siempre es mucho más (tú). 

Las Disidencias en Letra Global.

Cioran, un destino sin mayúsculas

carlosmarmol · 4 agosto, 2023 ·

El lugar común –siguiendo en esto a Nietzsche, uno de sus profetas– describe el nihilismo como una filosofía que asienta su principal creencia en el vacío: la vida es menos que nada; por tanto, el hecho indiscutible de que nada importa es lo único cierto en lo que que podemos confiar. Su caricatura, igual que sucede con las maravillosas canciones (tristes) de Leonard Cohen, lo retrata mediante un reduccionismo: la exageración (negativa) del espíritu que se manifiesta con dos variantes. Primera: la abulia (si la vida carece de sentido, ¿qué significado tiene vivir?). Y segunda: el odio contra un Dios que ha muerto, o que en el fondo nunca existió, y ante cuyo deceso puede justificarse la violencia (intelectual) contra el mundo. Sin metafísica, religión o moral, el universo (humano) se torna imposible, por simple. Todo esto, por supuesto, es un malentendido categórico. La historia conserva huellas de una generosa estirpe con devoción sincera por el pesimismo (que es una forma de realismo extremo) cuyo alfa es Diógenes de Sinope, maestro de la escuela de los cínicos, y que llega hasta el existencialismo con dos estaciones (centrales) entre mediados del XIX y principios del XX, cuando escritores como Turguénev o Chéjov comienzan a introducir a nihilistas en sus narraciones. 

Las Disidencias en Letra Global.

Ballard: profecía y caleidoscopio del tardocapitalismo

carlosmarmol · 28 julio, 2023 ·

Dos cosas identifican a los escritores que han trascendido a su propia muerte, instalándose en esa suerte de columpio tiránico que llamamos posteridad. Primera: que la gente conozca, aunque sea de forma vaga, su universo sin haberlos leído. Segunda: que su nombre, o en su defecto el de cualquiera de sus personajes, inaugure un adjetivo. Son muchos, diríamos que demasiados, los llamados a esta alta gloria y escasísimos los elegidos. Le sucedió, sin duda, a Borges. Y, antes, a Kafka y a Pessoa. No significa que sean los más grandes –a excepción del maestro argentino–, pero sí evidencia que su mirada sobre el mundo trasciende lo meramente narrativo para instalarse, acaso durante mucho tiempo, en el ámbito de la categoría cultural. Son escritores con una marca (dicho sea de forma irónica) perfectamente reconocible. En el caso de James Graham Ballard (1930-2009) esta ley de la diosa fortuna se cumple sólo a medias. 

Las Disidencias en Letra Global.

Las constelaciones del libro

carlosmarmol · 21 julio, 2023 ·

La civilización occidental lleva muchos siglos intentando definir de forma objetiva la naturaleza fugitiva de la literatura. Sin excesivo éxito, a pesar de algunas excelentes aproximaciones al asunto. El arte de la escritura, que a su vez es también el genio de la lectura, pues en el fondo se trata de la misma actividad, sólo que contemplada desde un punto de vista diferente, es una disciplina esencialmente cambiante. Igual que el tiempo para San Agustín: existe cuando no te preguntas por su esencia; y desaparece en el momento mismo en el que intentas delimitarla o aspiras a dirigirla. La literatura es una convención histórica que varía con el tiempo en función de cuál sea el contexto cultural en el que se desenvuelve.  Otro tanto podemos decir del noble arte de editar libros: comenzó siendo una artesanía monástica –ejercida por los copistas en los scriptorum medievales y, mucho antes, por los redactores de la arcilla y los maestros del papiro– y, tras la invención de la imprenta de tipos móviles, devino en una industria que, muchos siglos después, todavía domina el panorama cultural.

Las Disidencias en Letra Global.

Chaves Nogales, el reverso inglés

carlosmarmol · 14 julio, 2023 ·

No existe una estampa que explique la arbitrariedad de la posteridad literaria mejor que la figura de un náufrago lanzando al mar un mensaje encerrado dentro de una botella. Los libros, y por extensión los escritores, que son los objetos que han escrito más que sujetos mortales, se parecen al azaroso devenir de una estrella: encierran en su interior un brillo extraño, pero sólo es visible si topamos con ellos. La galaxia de las letras está llena de astros fugaces que no fueron avistados por nadie, o que reverberaron, entre satélites similares, durante un brevísimo instante. Borges dedicó un poema –soberbio– a los poetas menores de la antología inglesa, cuyo vuelo, con el paso del tiempo, quedó reducido a un mero nombre en un índice.  Manuel Chaves Nogales (1897-1944) es una buena muestra de este sentido (irónico) de la fama. En su momento fue un periodista celebrado y exitoso. Un reporter que viajaba en avioneta para ver a Troski o entrevistar a Goebbels, ganador del Premio Mariano de Cavia,  subdirector del diario Ahora. Respetado por su gremio –toda una hazaña si tenemos en cuenta que hablamos de una legión de piratas sin corazón– y, para algunos, como el escritor Andrés Trapiello, símbolo de la Tercera España, presuntamente mayoritaria, que, en los años de la Guerra Civil, cuando había que elegir un bando para salvar la vida, optaron por situarse en un honorable punto intermedio: con la legalidad (republicana) pero frente a los extremismos.

Las Disidencias en Letra Global.

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Ilustraciones: Daniel Rosell