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Política

‘Corpus pandemicum’

carlosmarmol · 13 junio, 2020 · Deja un comentario

El Corpus del Año I de la Pandemia –el virus, igual que la Revolución Francesa, viene con su propio calendario– nos ha dejado imágenes asombrosas. A punto de entrar en el Mesidor, primer mes de la estación estival según la terminología jacobina, cuando el Sol cruza la constelación de Cáncer, en un tiempo en el que las mieses deberían tener ya el color del oro, hemos visto al arzobispo de Sevilla –aplíquese a los correspondientes de las distintas diócesis de la Marisma– exhibir al Santísimo, dentro de su cofre de plata, ante una multitud (discreta) que se arrodillaba y contenía el aliento –emocionado– bajo las mascarillas quirúrgicas. Ante la forma sagrada, todos rogaban para conservar la vida frente la adversidad del coronavirus, que ha establecido, pese a lo ecuménico del creciente dolor social –los muertos han muerto, pero no desaparecen de la memoria indignada–, una suerte de extraña jerarquía textil. No todas las mascarillas, igual que los hombres, son iguales. No. Existen las convencionales, prosaicas, y las mascarillas-bozal. Después están los barbijos de alcurnia –su color es el negro, que representa el luto en Occidente– y las mascarillas-manifiesto, aquellas que usan los ultramontanos con la banderita de España.

Las Crónicas Indígenas en El Mundo.

Andalucía frente a la tempestad

carlosmarmol · 12 junio, 2020 · Deja un comentario

Las desgracias son como las mareas. Se mueven en ciclos, a distintos ritmos. Pueden ser altas o bajas, pero si pretendes navegar, o aspiras a no ahogarte en la orilla, hay que convivir con ellas; observarlas, temerlas y, si puedes, aprovecharlas. La tercera fase del desconfinamiento, que flexibiliza el mando único, ha devuelto a muchas autonomías el poder pleno para ejercer sus competencias, pero al mismo tiempo inaugura para los gobiernos regionales un periodo de incertidumbre. Desde el punto de vista político, los términos de la ecuación cambian: ya no basta con elevar las quejas en dirección a la Moncloa; ahora deben asumirse –en muchos casos en solitario– responsabilidades en primera persona. No todas serán agradables.A excepción del riesgo (cierto) de que se produzca un rebrote de la pandemia, lo que nos obligaría a regresar a la casilla de salida, el principal asunto que van a tener que manejar en los próximos meses las autonomías son los efectos sociales del coronavirus, en muchos casos pavorosos. En Andalucía, donde el número de muertos y contagios ha sido inferior a otros territorios de España, éste es el gran miedo de las derechas reunidas –PP-Cs-Vox–, cuya mayoría política dirige la Junta de Andalucía desde hace año y medio. La encrucijada a la que se enfrenta el gobierno de Moreno Bonilla no es sencilla: las cañas sanitarias de la pandemia, que el Ejecutivo autonómico ha tratado de capitalizar políticamente a su favor, cayendo incluso en cierta exageración, pueden tornarse lanzas en el ámbito económico.

Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.

Sol & sombra en ‘Il Quirinale’

carlosmarmol · 11 junio, 2020 · Deja un comentario

La nueva normalidad -que no es nueva ni normal- consiste, esencialmente, en que el personal retorne a sus asuntos, aunque desde el punto de vista sanitario la pandemia carezca de cura y los encuentros sociales -«señores, no me hagan grupos»- se hayan convertido en una ruleta rusa. ¿Cuáles son estos asuntos?, se preguntarán ustedes, queridos indígenas. Estos días el gobierno de las derechas reunidas nos ha hecho una demostración práctica, ejemplar, diáfana. La agenda oficial del arranque de esta tercera fase de la desescalada define cuáles son las prioridades de este momento, en el que muchos recuerdan a los muertos y otros deben ingeniárselas para sobrevivir en una economía donde empresarios, autónomos y profesionales se juegan la hacienda mientras los empleados públicos y los funcionarios disfrutan de la certeza de que ninguno de los gobiernos van a tocarles un euro de sus nóminas, que pagamos todos. No está la cosa para perder más votos. Antes se pierde la palabra y se sacrifican las prometidas reformas para evitar que la autonomía continúe siendo un abrevadero pensionado.

Las Crónicas Indígenas en El Mundo.

El tiempo de las profecías

carlosmarmol · 8 junio, 2020 · Deja un comentario

o más bien dejando de vivir, es que los lemas positivos, las frases motivadoras, como se dice ahora, apenas duran un suspiro. Se evaporan nada más ser enunciadas. La realidad las destruye instantes después, convirtiéndolas en muestras de impotencia. Ha ocurrido con los dos eslóganes gubernamentales sobre esta pandemia: “Este virus lo paramos unidos” y “De esta crisis saldremos más fuertes”. Al principio parecían buenas ideas, pero tres meses después del encierro general, y pese a la competición entre las autonomías para adelantar las fases de la desescalada, se antojan no solo fallidas, sino falsas. Los buenos deseos no equivalen a la realidad. Unidos, desde luego, solo lo estamos en la desgracia, bien bajo el ancestral ritual del funeral colectivo –esta crisis ha matado a gente que no hubiera muerto si las cosas se hubieran hecho bien– o por la amenaza económica –esa lucha por la supervivencia– que afecta a todos los sectores, proyectos e iniciativas.

Los Aguafuertes en Crónica Global.

Las cartas sobre la mesa

carlosmarmol · 6 junio, 2020 · Deja un comentario

No hay nada que una más, especialmente a los dogmáticos, que la patria. Aunque sea virtual. Quizás por eso ahora que es inminente el fin del mando único –que, más que singular, ha sido caótico y, para muchos, mortal– debería ser causa de alegría entre los gobiernos autonómicos que las competencias que reclamaban desde el inicio de la crisis del coronavirus, pero no ejercían el resto del tiempo, vuelvan a Il Quirinale. Pues no. Resulta que, más allá de los nombramientos y el lucimiento del palmito –estas cosas, por supuesto, son indelegables–, poder volver a decidir causa inquietud entre las derechas reunidas. ¿No es asombroso? Populares y naranjas discrepan –desde la lealtad– sobre cómo gestionar exactamente la tercera fase de la desescalada, que en realidad se ha desescalado ya a sí misma, porque nadie ejerce la prudencia ni practica la contención. Hemos pasado de un encierro marcial –quédate en casa– al aquí no pasa nada con una inconsciencia asombrosa.

Las Crónicas Indígenas en El Mundo.

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Ilustraciones: Daniel Rosell