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The Objective

Ósip Mandelstam, la memoria sensorial de Rusia

carlosmarmol · 4 abril, 2024 ·

La vida, sobre todo para quien la está viviendo en primera persona, parece una narración. Sin embargo, la existencia no sigue trama alguna, dista de tener un rumbo cierto –por mucho que la voluntad quiera gobernar el barco siempre es la tempestad la que se impone– y tampoco dispone de lógica. La novela de nuestra vida (amarga) la escribimos –literal o figuradamente– nosotros. Por eso, al hacer balance de los años perdidos, es mucho más honesto componer un álbum de recuerdos con las escenas que nuestra memoria ha podido salvar de la devastación del tiempo que inventar una peripecia lineal con principio, desarrollo y crepúsculo. Roland Barthes descolocó a sus lectores, y a buena parte del sanedrín académico de su tiempo –años sesenta–, cuando decidió condensar su autobiografía en una selección de imágenes y objetos, como si sus huellas sobre la Tierra que encerrasen en el catálogo de una exposición. Optó además por contar su vida en tercera persona, simulando que el protagonista del relato era otro hombre –en parte, era verdad– y obligando a que su caracterización dependiera de la resolución de un enigma. Toda una misión imposible: no es posible desentrañar un yo que ya no existe porque se ha ido diluyendo con el curso natural de la vida.

Las Disidencias en The Objective.

Andreu Jaume y Eduardo Jordá, dos poetas (maduros) mallorquines

carlosmarmol · 20 marzo, 2024 ·

Leonard Cohen aseguraba que la verdadera edad de los poetas es siempre la misma: 18 años. El escritor y músico canadiense enmendaría –en vida– esta afirmación en forma de verso al prolongar su condición sagrada de vate (minimalista) hasta el último de sus días en la Tierra. ¿Quién que no haya vivido en el mundo de ayer no sintió en algún instante perdido, entre la adolescencia y la primera juventud, la pulsión secreta de escribir un poema? Por fortuna, la mayoría de ellos –existen excepciones, claro está– nunca se publicaron, quedándose olvidados en un cajón y salvando a sus autores del compromiso que supone, muchos años después, tener que enfrentarse a los anhelos de ese desconocido que lleva su mismo nombre. Escribir versos cuando se es joven –porque la vida después va en serio– no es lo mismo que hacerlo en los albores de la primera senectud: lo primero es –o al menos era– natural; lo segundo puede calificarse de excepcional. Sin embargo, no siempre se repara en que la mejor edad para hacer poemas es la madurez, cuando uno ya ha experimentado en su carne lo que de joven imaginaba y la vida no ha terminado por estropearlo.

Las Disidencias en The Objective.

Elvis Presley, parodia y apocalipsis

carlosmarmol · 13 marzo, 2024 ·

La gran diferencia entre una abstracción y la realidad, como solía repetir Antonio Escohotado, es que la primera es la expresión de un ideal, la enunciación de una voluntad o el anhelo (violento) de un deseo íntimo, mientras que la segunda suele encerrar en su infinito pormenor un infalible desmentido. Más de 1.400 páginas pueden ser absolutamente insuficientes para resumir una existencia (terrestre) de apenas 42 años. Y, sin embargo, todo este caudal de datos y prosa son capaces de redibujar la imagen pública de un mito cultural mejor que las películas –efectistas e interesadas– o los enjuiciamientos morales impulsados por la inquisición woke. Sobre Elvis Presley (1935-1977) se han estrenado en los últimos años varias producciones audiovisuales. La primera, Elvis, dirigida por el cineasta Baz Luhrmann para la plataforma HBO, enfocaba la figura del rey del rock & roll a partir de la relación (tormentosa) con su manager, el Coronel Tom Parker; la segunda, dirigida por Sofía Coppola, es un retrato indirecto a través de su esposa, Priscilla Boaulieu, donde el músico norteamericano aparece como un machista celoso e insensible ante la soledad de una niña-novia de 14 años de edad encerrada en la prisión dorada de Graceland, la mansión de Presley en el caluroso Memphis.

Las Disidencias en The Objective.

En busca de las fuentes de la ética

carlosmarmol · 6 marzo, 2024 ·

Los conceptos verdaderamente trascendentes en la historia cultural de la Humanidad carecen de una definición unívoca. Podríamos decir incluso que su importancia deriva precisamente de esta ausencia. De la secular falta de acuerdo entre lo que son y aquello que significan. La poesía, la más alta de todas las artes para los antiguos, lleva junto a nosotros desde el comienzo de los tiempos, pero ni los grandes poetas ni todos los filósofos de la literatura han sido capaces de condensar su significado en una descripción compartida y pacífica. Lo mismo sucede con el tiempo, como resume la celebérrima cita de Agustín de Hipona: “¿Qué es el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero explicarlo, lo desconozco”. Algo similar cabe decir de la ética y de su semilla, la moral, entre las que existen más o menos similitudes y diferencias según quién sea el autor que aborde la ardua tarea de distinguirlas. Fernando Savater, perito en la materia, diferencia la moral –los comportamientos que son considerados válidos dentro de una determinada tradición cultural, ya sea para un individuo o en el seno de una sociedad– del estudio de otras formas de comportamiento alternativas o disonantes con la propia experiencia.

Las Disidencias en The Objective.

G.K. Chesterton y el misticismo del hombre corriente

carlosmarmol · 28 febrero, 2024 ·

A la obra literaria de G.K.Chesterton, señor del arte de la paradoja y luminaria del catolicismo inteligente, puede asignársele la hermosa frase que Novalis escribió en su novela Enrique de Ofterdingen: “¿A dónde vamos? A casa, siempre a casa”. Al margen de su colosal ingenio, de su envidiable sentido del humor –epítome de la fina ironía british– y de sus altas dotes como polemista y espadachín de las ideas, cualidades más que demostradas en sus libros, sobre todo en los ensayos, que agavillan su infatigable labor como periodista (culto y de culto), en sus escritos siempre se saborea un sustrato nostálgico que tiene que ver con su naturaleza espiritual y con la certeza de que la Modernidad expresaba una aspiración que muy pronto se convirtió en estafa. La filiación con Novalis se extiende a otros ámbitos: desde la noción del tiempo –que no deja de ser la convención de unas pobres criaturas que, hayan nacido en el siglo en el que hayan nacido, siempre están sometidas a la certeza (que es a su vez una incógnita) de la muerte– a la idea de Europa como una obra cultural de la tradición cristiana.

Las Disidencias en The Objective.

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Ilustraciones: Daniel Rosell