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Política

El misticismo andalucista

carlosmarmol · 10 julio, 2020 · Deja un comentario

El andalucismo, desde un punto de vista cultural, es una suerte de cristología, lo mismo que la metafísica, al decir de Borges, debe ser entendida como una rama de la literatura fantástica. Las analogías religiosas, en el campo de las ideas políticas, son herramientas muy elocuentes. En primer lugar, porque los nacionalismos –en cualquiera de sus variantes– suelen propugnar un programa redentorista: el largo camino desde unas supuestas tinieblas hacia una hipotética liberación jubilosa. Y, en segundo término, porque a menudo condensan su mensaje en la figura –o el paisanaje– de sucedáneos de profetas e improbables mesías, que interpretan los deseos del pueblo. Andalucía no es una excepción a este modelo, aunque los defensores de su causa nacional hayan insistido durante décadas en que su formulación no es intrínsecamente excluyente, sino integradora, incurriendo en el oxímoron del nacionalismo universalista. Basta leer a Blas Infante, considerado “el padre de la patria andaluza” –esta denominación está sacada del Estatuto de Autonomía, que remite a su vez a un reconocimiento parlamentario de inicios de los años ochenta– para reparar en que su Ideal Andaluz, el misal que anticiparía el autogobierno del Sur de España, y en otros muchos textos salidos de la pluma de este notario de Casares, de cuyo nacimiento se cumplen este julio los 135 años, fusilado por los falangistas en 1936 sin juicio, palpita una forma de misticismo esotérico que entronca con el sustrato cultural que en su tiempo –principios del siglo XX, desde el reinado de Alfonso XIII, incluida la dictadura de Miguel Primo de Rivera, hasta la Guerra Civil, pasando por la Segunda República– alumbró el regionalismo meridional.

Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.

Elogio y refutación de Blas Infante

carlosmarmol · 8 julio, 2020 · Deja un comentario

Uno de los efectos más nocivos del nacionalismo, no importa de qué variante se trate, es la confiscación política de los sentimientos, que (por naturaleza) son expresiones libres e individuales. Los afectos no tienen más dueño que aquel que los elige, lo que implica poder discutir -a ser posible con respeto- las imposiciones sentimentales. Esto, que debería ser una sanísima costumbre, resulta imposible en la República Indígena, donde desde hace casi cuatro décadas las instituciones públicas, que son teóricamente de todos, han instaurado un ideario particular que confunde la identidad cultural con la patria y tiene en la figura de Blas Infante, de cuyo nacimiento en Casares se cumplen ahora 135 años, su símbolo mayor. Al calor de esta efeméride, a la que seguirá en unos días el tradicional acto de homenaje en recuerdo de su fusilamiento en la Carretera de Carmona, hemos visto a todos los políticos del arco regional, salvo a los ultramontanos, elogiar el «legado espiritual» de Infante, convertido en padre de una nación que nosotros, que hemos nacido aquí, pero podríamos haberlo hecho en cualquier otro sitio, porque nadie elige el lugar donde ve por primera vez la dudosa luz del día, no encontramos por ningún sitio.

Las Crónicas Indígenas en El Mundo.

Los impuestos de Proudhon

carlosmarmol · 6 julio, 2020 · Deja un comentario

En España vivimos en una realidad paralela. En buena medida, por la omnipresencia de los políticos –que no son lo mismo que la política– en nuestras vidas, incluyendo la más íntima. La última señal (aciaga) es el anuncio de Sánchez I, el Insomne, de subirnos (a todos) los impuestos después de estos tres meses de muerte social y catástrofe económica provocada por su falta de pericia al manejar la crisis del coronavirus, cuyos muertos todavía son una incógnita por la que cada día llora menos gente.Hablamos de los impuestos, esa calamidad. G.K. Chesterton, prodigio del humor británico, escribió un artículo –On a New Tax– sobre ellos en el que proponía, completamente en serio, que los ciudadanos, próceres incluidos, que dijeran tonterías pagasen un impuesto, no una multa: “En estos días, cuando tantas escuelas dan lecciones para la ciudadanía, la mayoría de la gente parece ser incapaz de distinguir entre una cosa y la otra, salvo por el hecho de que una multa es normalmente más ligera”. Nos parece una idea soberbia. En nuestro caso, sin embargo, sucede lo opuesto: quienes dicen y hacen más tonterías son aquellos que cobran (a los demás) los impuestos, nunca al contrario. Los españoles estamos indefensos ante los gobernantes que, por pánico a cambiar las cosas, intentan solventar sus aprietos mediante la confiscación patriótica.

Los Aguafuertes en Crónica Global.

Duelo de escabeches

carlosmarmol · 4 julio, 2020 · Deja un comentario

Los ultramontanos, que están encantados de conocerse, como todos los fundamentalistas católicos, monaguillos de la candelaria incluidos, han empezado a cogerle el gusto a votar con el PSOE y Podemos-IU en las Cinque Piaghe. Parece raro, pero es normal: Vox forma parte de la oposición aunque, hasta ahora, se haya opuesto a muy poco y durante el último año y medio sostenga a un gobierno melifluo que no ha hecho niente, excepto nombrarse a sí mismo y sustituir a una ínfima parte de los mochileros y colocados del susanato por los amiguillos de la pandilla y el coro rociero, en su mayoría cercanos a ese cabo de Hornos que es la cincuentena, cuando –dicen– comienza el ocaso.

Las Crónicas Indígenas en El Mundo.

Orto y ocaso del juez Serrano

carlosmarmol · 3 julio, 2020 · Deja un comentario

Se atribuye a José Luis López Aranguren, filósofo y uno de los intelectuales españoles que, como tantos otros, pasó del falangismo temprano a convertirse, milagros de la Transición mediante, en una de las figuras más reverenciadas por la izquierda ilustrada en los lejanos años ochenta, la afirmación de que la moral (en política) es un argumento recurrente de la oposición que, una vez alcanzado el poder, se sustituye por el ejercicio indiscriminado del mando. La frase también sirve para describir a Francisco Serrano, juez en excedencia y candidato de Vox en las últimas elecciones en Andalucía; con la salvedad de que el personaje no ha necesitado esta vez ocupar cargos institucionales para ir dejándose por el camino determinadas creencias morales. Le ha bastado ejercer primero el poder privilegiado de un magistrado y, más tarde, participar como actor destacado en la irrupción de Vox en el mapa político, que puso fin a 37 años de poder socialista en el Sur.

Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.

 

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Ilustraciones: Daniel Rosell